La tuna se considera como una de las instituciones universitarias más antiguas de la historia. Sus inicios se vinculan al de las Universidades de Palencia (1218), Salamanca (1220), Valladolid o Santiago de Compostela. Los originarios tunos eran estudiantes universitarios que provenían de las clases más humildes y eran conocidos como sopistas, ya que hacían rondallas y serenatas para amenizar a los presentes a cambio de un plato de sopa. Para ello, utilizaban guitarras, bandurrias, laúdes y cantaban coplas populares. También se servían de sus habilidades musicales para enamorar a las doncellas que pretendían y también a damas adineradas para obtener a veces comida y otras cariño o jolgorio.
La indumentaria de la tuna está compuesta de capa, jubón (chaqueta ceñida al busto), camisa, calzas o mallas, bombachos y zapatos o botas; finalmente la beca, que es una banda de color acorde con la facultad a la que pertenece. La capa, además de protectora del tuno en las noches de frío, representa dos de las condiciones fundamentales de los mismos: la de viajeros infatigables y a de galán. Sobre su capa se exhiben los escudos de ciudades y países que hayan recorrido y además cintas multicolores bordadas con dedicatorias cariñosas por mujeres que demuestran al tuno su afecto o amor, las cuales ellas llevaban en sus cabellos y se las entregaban durante las serenatas.
El término tuna viene de la palabra tunante, que era la forma de llamar a aquellos que llevaban una vida trasnochadora y alegre. De hecho, en el Diccionario de la RAE nos trae la descripción de tunante como "pícaro, bribón y taimado" y nos referencia a la palabra tunar, que la describe como "andar vagando en vida libre".
Según fue evolucionando la universidad lo fueron haciendo los sopistas, integrándose con el tiempo todo tipo de persona de cualquier condición económica. Todas las universidades tienen su tuna y en ellas se puede encontrar una serie de personajes de lo más pintorescos. Muchos de ellos son repetidores de cursos y otros muchos personajes que ya hace muchos años dejaron de acudir a la facultad pero que han convertido su pertenencia a la tuna como un modo de vida y sustento.
Podemos encontrarlos en cualquier tipo de celebración, cantando por las calles y terrazas de lugares turísticos, en bodas y en despedidas de solteras.
Estos peculiares personajes, con el paso del tiempo, se han ganado la simpatía de la mayoría de personas y sus canciones pegadizas hacen, de cualquier evento en el que se encuentren, una celebración divertida..
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